Balanceándose,
así se encuentran los suicidas
así se encuentran los suicidas
Ann Sexton
Me
columpio en la cuerda de “rappeling“.
La
sangre corre por mis venas.
Estoy
coqueteando
con la idea de la caída libre.
con la idea de la caída libre.
Necesito
de la adrenalina
para que me espabile.
para que me espabile.
No
quiero hacer ninguna tontería.
Solamente
levitar sobre la cuerda floja,
sobre la cuerda tensa.
sobre la cuerda tensa.
Duele
el agarre, pela las manos.
Deja
una emoción agridulce
mascándose en la garganta.
mascándose en la garganta.
Soy
tremendamente fetichista
con eso de las cuerdas.
con eso de las cuerdas.
Las
uso siempre de yute.
Me
encanta su rugosidad,
su roce en mi carne.
su roce en mi carne.
Yo
misma preparo mi equipo.
Hago
los nudos.
Reviso
los mosquetones.
Los
engancho al arnés.
Colisión
de cuerdas sorbiéndome la piel.
Descensos
en vertical practicados
sobre la roca viva.
sobre la roca viva.
Desanudaré
el arnés.
Me
dejaré ir.
Voy
en picada.
La
tierra es un hipnótico pedazo de barro.
La
gravedad, una araña tejiendo su red.
Cuerdas
tensándose.
Una
corriente de aire
reptando entre mis muslos.
reptando entre mis muslos.
Se
eriza mi piel.
Maldita
sea.
Porque
estoy tan lejos del borde.
Danzamos entre la desesperación de los secretas fantasías y la furia de un salto total y definitivo. Un clímax mitológico, eterno.
ResponderEliminarEl cerebro juega a caer y las carnes reciben con hiriente y mortificante júbilo la mordida del yute.
Hay un estremecimiento alienante entre la carne herida y la caída sin freno.
Beso bermejo, estremecedora Lynette.
Cuerdas que te arrojan en lugar de sujetar.
ResponderEliminarCuerdas que nos prenden al toque.
Pienso que la sangre arde en medio de esta filosofía de los nudos,
que se enredan y desenrendan a una vuelta de brasa de la combustión espontánea.
Ay!
ResponderEliminarAy sí!
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