domingo, 30 de octubre de 2022

viernes, 7 de octubre de 2022

CUENTITOS PARA DORMIR

Nosotros ya pasamos la edad en la que se pide un cuento para dormir. Estamos en esa edad y en ese momento de la vida en que lo que necesitamos es vivirlo. Es más: después de estas décadas en las que hemos andado de corsarios sobre los cuerpos amorosos que nos quitaron el sueño, a cuyo lado despertamos tantas mañanas sonriendo y abrazados, y tantas otras noches evadimos para poder bancarnos el drama de dejar de querer, quizás necesitemos imperativamente este cuento para soñar. De a gotas nos fuimos alejando de esos cuerpos, de los ojos que abruptamente cambiaron de horizonte, de las manos que ya no parecían jardines. Olvidar ¿te acuerdas? Olvidar y luego volver a querer. ¡Con qué persistencia golpeamos las puertas pensando que otra vez se nos pondría la boca como una primavera que arranca desnuda! Pero hoy estamos agotados. Tenemos el beso extranjero ¿sabes? Se nos desbarata como un terrón de azúcar dentro del café, huele a campo, a un paisaje vagamente familiar (pero que no lo es). El beso como un idioma se nos enreda en la lengua y tirita para darse a entender a tiempo. Hoy debería dejarse caer como agua y, ya ves, va con los pies amoratados y con la vista vendada dando tumbos. Te sonrío como a los membrillos que están a la orilla de la ruta, pero dudo y dudas porque somos de los que olvidamos llorando. Tal vez hoy, y quizás por esta vez, podamos dejar el portón abierto y juntarnos en la sala a sonreírnos mientras tomamos un café…