Un
crepúsculo olvidado.
Risas que duermen en el eco.
Vertientes
que conducen al principio del fin.
Vestigios
de escenas pasadas.
Un
escenario vacío.
Actúo
porque actuar es vivir.
Diagramas
de mi propia existencia.
Un
cajón de recuerdos maltrechos.
Muerte
a la muerte.
Se
abre el umbral de las almas.
Me
miro en este espejo vacío.
Escapismo
de mi último reflejo.
La
calles hoy gritan su nombre.
Mi
piel he mudado mil veces.
Las lunas conocen mis pasos.
El
sol fue presentado a mis sombras.
Hoy
duele la vida.
Sí,
duele más que ayer.
Lastima
el correr de los tiempos.
Un
ser que por nadie espera.
Llueve
un mar de agonías.
Un
mar sobre este cielo callado.
Los
dioses se agrupan.
Observan
el girar de la Tierra.
Multitud
de profecías dirigen el mundo.
Calendarios
que presagian los cambios.
Un
mundo astral que viene a nosotros.
Solsticio
que dura por siempre.
Soliloquio
de mis voces errantes.
Se
pierde un paso en la arena.
Se
halla sobre cristales de agua.
Un
fin para un nuevo comienzo.
Una
era de nueva existencia.
Solo
queda una escalada de especies.
La
vida de una muerte anunciada.
Hay días que todo duele, hasta respirar es agonía. Tú, escribiste. Tuviste el valor de extirpar el dolor y observarlo, mientras, otra vez te deslizabas por el abismo...
ResponderEliminarUn abrazo querido Antonino.
Hola, llego hasta tu sitio por intermedio del blog de Taty, y si me permites me quedo para seguir tus publicaciones.
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo desde Uruguay!
Hoy duele la vida bajo un manto de lluvia en agonía
mis pasos se pierden bajo los cristales del agua...
Gracias por estar, Taty.
ResponderEliminarMe alegra estés por aquí Cristina.
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