martes, 18 de junio de 2013

DELIRIO


La habitación duerme silenciosa.

Mis paredes son guardias inertes.

El aliento me sabe a muerte.

Siento el dolor de tus últimos pasos.

Escucho tus últimas palabras.

Son prisioneras en mi mente.

Me trago cada rebanada de recuerdo.

Las digiero hasta llevarlas a mi alma.

Mis pieles se hacen humo.

Enciende mi camino.

Nada puedo ver.

Escucho ruidos en la distancia.

Se acercan.

Vienen por mí.

Se escuchan el cantar de las cadenas.

Mis voces huyen.

Me siento solo entre sombras.

Me oculto.

Mas sé me hallarán.

¿Son ángeles o demonios?

Sus blancas vestiduras teñidas de rojo.

¿Dónde estás?

Vienen por mí.

Acaso no escuchas.

John was here, 1979.

Las letras sobre la pared cobran vida.

Me hablan sobre ti.

Hablan sobre mí.

Se cierran.

Quieren mi vida.

El hombre en la cruz se ríe de mí.

Al menos no terminaré como tú INRI.

Ya vienen.

Escucho la puerta.

Veo la maldad en sus ojos.

¿Quiénes son?

¿Quién soy?

Te necesito.

Ven.

Sálvame.

Date prisa por favor.

Ya no hay tiempo.

Me toman de los brazos.

No puedo luchar.

Leo en sus pechos un nombre.

Benítez, Hospital Mental.

Solo soy un recuerdo.

Una huella en el tiempo.

Siento el metal atravesando mis tejidos.

Las gotas de su veneno 

se mezclan con mi sangre.

Mis fuerzas se desvanecen.

Se cierran mis ojos.

Te veo bajo mi cuerpo.

Estás aquí.

Me place verte desnuda.

Sentir tu piel en mis labios.

Tus carnes exprimiendo mis deseos.

Solo tú puedes lograrlo.

Solo tú me devuelves la cordura...



2 comentarios:

  1. Siempre existe un algo, un alguien, que es capaz de devolvernos la sensatez y lucidez en esta vida...Interesante escrito Antonino. Un abrazo para ti y un beso para mi querida Lynette.

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