viernes, 6 de febrero de 2015

ASESINA



Por: Angelo Negrón Falcón

¿Porqué me miras de esa forma? — gritó malhumorada mientras la miraba con igual repudio.
La sonrisa burlona no se hizo esperar. El sarcasmo las inundó a ambas. Empeñadas en ofenderse la sarta de palabras soeces inundó el cuarto. Primero prometió vengarse de las ofensas recibidas, luego la acusó de egoísta y desconsiderada.
¡Te traje una sorpresa! — contestó a los insultos con más ímpetu y mientras empuñaba una cuchilla.
Ni a ti, ni a la madre que te parió le tengo miedo — señaló con voz retadora.
Con el puñal en mano y harta de tantas palabras sin sentido lo hundió en la barriga de su rival. Al ver que aún permanecía viva; decidió hundírselo en el corazón. Una enfermera la encontró en plena discusión, pero no llegó a tiempo para quitarle el cuchillo y salvarla. La fuerza y rapidez con que enterró la navaja lograron lo que perseguía. La sangre salió a borbotones y trató de aferrarse a algo. Únicamente consiguió manchar de rojo un espejo empotrado en la pared. Escuchó en las últimas palabras de su enemiga la promesa de volver del infierno para odiarla más aún. La enfermera se acercó con cuidado de no mancharse los zapatos blancos con sangre y le tomó el pulso a la perjudicada.
¡Esta muerta! —pensó mientras salía de la habitación. Buscó al medico de turno para darle aviso de lo ocurrido.
Doctor; la paciente del uno-siete-uno esta muerta. Acaba de enterrarse un puñal en el pecho.
¿Cómo? ¿Quién la soltó de la cama? Ordené que estuviese amarrada todo el tiempo ¿No le dieron la dosis que le prescribí esta mañana? — preguntó mientras buscaba entre los “records”. Encontró la minuta y caminó hacia la habitación seguido de varias enfermeras y del jefe de seguridad. Al abrir la puerta encontró el cadáver ensangrentado. La escena era impresionante. El cabo y parte de la navaja del cuchillo sobresalían a la altura del pecho.
¡Ahora si que nos jodimos! ¿Cómo le explican a los familiares y a la corte que una paciente esquizofrénica que padecía de personalidades múltiples y desdoblamiento consiguió un puñal? —Gritó mientras meditaba lo que representaba una demanda por impericia médica — ¿Cómo llegó esa navaja hasta aquí? ¡Alguien conteste!
¡Puñeta! Está vez la jodí —pensó el guardia de seguridad cuando se llevó la mano a la baqueta en su cinto y no encontró su cuchilla —No me di cuenta que me robó la navaja. Esa cuchilla debe tener mis huellas dactilares. Además; Cuando le hagan la autopsia y le encuentren rastros de semen, me cagué en mi madre...
***


Angelo Negrón Falcón es narrador, bloguero y asiduo fanático de la twitteratura. Oriundo del pueblo costero de Cataño en Puerto Rico, a finales de la década del 80 funda y dirige la revista Senderos. Durante los años siguientes sus cuentos serán conocidos en las páginas de la revista Taller Literario. En la primera década del presente siglo comienza a publicar en la WEB su bitácora titulada Confesiones, en la que ha ido publicando algunas de sus piezas narrativas, que suman más de una centena. Su blog, a través de los años, se ha ido convirtiendo además en un espacio cibernético que ilustra el acontecer cultural boricua. Fue incluido en la antología Cuentos puertorriqueños en el nuevo milenio, antología que recoge 50 cuentos de 50 narradores puertorriqueños contemporáneos, publicado por la editorial Libros de la Iguana. También ha sido publicado en Revista Purpura, en Diversidad Literaria de España, en Revista Inopia (N.o 03 Año II) y en múltiples sitios de la WEB. Sus libros Causa y efecto (cuentos) y Ojos furtivos (novela), han sido publicados bajo el sello de Publicaciones Gaviota.



2 comentarios:

  1. Suele suceder que en los llamados Centros Mentales, los guardias o personal asistente abusen de los enfermos. Es una triste realidad.
    Buen relato de Angelo...Abrazos para ti querida Lynette y otro para Angelo.

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  2. Taty: Agradezco tu mención al relato. Tal como mencionas: Triste realidad. Un abrazo.

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