domingo, 1 de agosto de 2010

PÉTALOS AZULES


La felicidad tiene nombre o más bien nombres, es:

1. El movimiento que hacen los columpios a los cinco años.

2. El sonido de la cuica contra el piso cuando se tienen seis.

3. Las sonrisas pintadas de los payasos a los siete.

4. Jugar a los acertijos y las adivinanzas a los ocho.

5. Decir trabalenguas con mi padre a los nueve.

6. Un primer cuento de Sherezada a los diez.

7. Perseguir mariposas a los once.

8. Ese aletear de páginas que hacen los libros a los doce.

9. Ver como mutan las nubes a los trece.

10. Balancearse en la acera las aves a los catorce.

11. Tardes soleadas con sabor a piragua a los quince.

12. Un beso de la bibliotecaria cuando se tienen dieciséis.

13. Comprarme las primeras botas de cuero a los diecisiete.

14. Saltar al ritmo ultraveloz del Pogo a los dieciocho.

15. Imitar a mi cantante favorita a los diecinueve.

16. Escribir poemas en mi cuaderno a los veinte.

17. Encajar las piezas en el rompecabezas a los veintiuno.

18. Volar con una canción de Guns N’ Roses a los veintidós.

19.  La caricia del viento en la cara a los veintiséis.

20. Ese último pétalo azul que cae.



Nota: Ser feliz nunca ha vuelto a ser tan simple.



6 comentarios:

  1. Increíble ponerse a cavilar en todas las cosas que dejamos atrás, más sencillas, más cándidas quizá, pero en esencia más placenteras, que quisieramos revivir. Como sintetizas al final, nunca fue tan simple ser felíz.

    Besos Lynn

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  2. Me quedo con las nostalgias expresadas en el 1, el 2, el 6 y el 7... aún lo allí expresado me da felicidad... lindo post que nos recuerda cuanto nos enredamos los adultos, cuanto complejizamos la existencia en vano. Un gusto llegar por acá... te dejo un saludo fraterno desde el confín austral!

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  3. Xavi, un gusto verte por aquí, espero que eso signifique que pronto veré otra fabulosa entrada del Inadaptado Errabundo pululando por ahí, un lujo tenerte en mi rinconcito.

    Besois bermejos.

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  4. También son los que más recuerdo y los que más me retrotraen a la infancia, ese Paraíso perdido que tanto extrañamos los adultos.

    Besos bermejos.

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  5. En la medida que vamos adquiriendo más años, el concepto de felicidad se nos va escapando, adquiere reglamentos, se vuelve oneroso, un poco capitalista, con dejos de moral, indolente, posesivo...En todo caso, me quedo con la simpleza de ver nubes tirada en el patio de mi casa, de jugar con mi perro y con la dulzura, de un primer beso robado detrás de un cómplice árbol...
    Un beso Lynette

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  6. La inocencia de la infancia es tan simple y a veces irrecuperable. Yo también me quedó con la magia de esos momentos.

    Besos bermejos.

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