martes, 27 de septiembre de 2022

PÁJARA

El amor es esa golosina que quisieron hacerme comer a los quince, pero que dejé encima de la coqueta a ver si maduraba, creí que era una fruta, de esas que picotean los pájaros. Te dije alguna vez que odiaba la palabra pájara, esa que para ti es tan variopinta. Con la que te refieres a tantas cosas: al órgano, al rostro y a la extraña que te contempla. Siempre me pareció vulgar, pero somos un pájaro de ciudad y una pájara de campo. Un pájaro que busca unos cortos en el ropero y una pajarita que anda desnuda por la casa. Tú eres pájaro de agua embotellada y yo de agua mineral, si no es agua de pozo. A veces hablo en lengua animal y a veces en la de las cosas inertes. Las cosas están en los cajones de la coqueta o en cajas marrones en el piso del cuarto de la computadora. Tal vez nunca termino de mudarme, quizá soy una trotamundos, quizás soy de esas que le llaman raras; de las cajas extraigo canciones de Adele para llorarme en lengua extranjera, como la mayoría de mis compatriotas. Extranjera y extraña deben tener una misma raíz, yo he sido ambas. Mi mundo es el de los gatos recogidos, el de los conejos enanos, el de los perros chiguaguas que le ladran a los buses. Mi mundo cabe en un pañuelo, pero en sus ramas cabe un mundo. Mi mundo es un nidito tibio, ergo soy pájara.

2 comentarios:

  1. A veces ni yo misma me reconozco en lo que escribo, gracias Daniel.
    Beso bermejo

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